LA QUÍMICA DE LA ESCRITURA: EL FONDO Y LA FORMA DE LA NARRACIÓN
¿Qué es más importante en la escritura, la historia que queremos contar o cómo la contamos? El relato se construye fundamentalmente combinando dos elementos esenciales: la historia que deseamos contar (el “fondo”) y las técnicas literarias y estilísticas que le dan “forma” al argumento inicial. Para crear una narración que funcione, estos dos elementos deben entrelazarse entre sí de forma efectiva, así que a diferentes niveles los dos son igual de importantes en la narrativa.
El fondo del relato: lo que cuenta la historia
El “fondo” de un relato es el núcleo de la narración, la historia que deseamos contar. Esta historia puede condensarse en unas pocas palabras o en un resumen más extenso.
El tema es la idea central que subyace en todo el relato, resumida en unas pocas palabras. Puede ser algo como “el conflicto entre el bien y el mal” o “la búsqueda de la identidad personal”. El tema es el pilar sobre el cual se construye todo lo demás.
La trama o argumento es un extracto más detallado que el tema, mencionando detalles específicos que ocurren en la historia. La trama es la columna vertebral de la narración, organizando los acontecimientos en una secuencia que tiene sentido y que mantiene al lector interesado. Por ejemplo, si el tema es “la búsqueda de la identidad personal”, la trama podría ser sobre un personaje que viaja a un país extranjero para descubrir sus raíces.
Antes de empezar a escribir, el escritor suele tener en mente un tema o argumento en el que le gustaría centrarse. No es necesario tener claro desde el principio todo el argumento, pero sí una idea o concepto inicial, esa pequeña chispa de inspiración que sirve de punto de partida.
Esto depende en cierta medida del tipo de escritor que seas: ¿ya sabes si eres un escritor de brújula o un escritor de mapa?
En resumen, el fondo del relato es la esencia de lo que quieres contar. Es el alma de tu obra, y como tal, merece una atención cuidadosa y deliberada. A medida que desarrollas el fondo, los elementos de la narración y las técnicas literarias y estilísticas se convierten en las herramientas que te ayudarán a darle forma y profundidad.
La forma del relato: el arte de dar vida a la narración
Una vez que tienes una idea sólida para tu historia, el siguiente paso es darle “forma”. Este aspecto de la escritura se refiere a cómo eliges contar tu historia, y esto se logra mediante el uso de diversas técnicas literarias y recursos estilísticos.
A su vez, los elementos clave de la narración (personajes, narrador, espacio, tiempo, acción) son las herramientas que utiliza el escritor para dar forma al mundo ficticio de su narración presentando la trama de una manera que impacte en el lector. Aunque tener una buena idea es un punto de partida fundamental, la forma en que la presentas puede marcar la diferencia entre una historia mediocre y otra memorable.
Cohesión entre fondo y forma: elementos y técnicas narrativas
La cohesión entre el fondo y la forma es lo que convierte una buena historia en una obra maestra. Estos son algunos de los componentes del relato que contribuyen a esta cohesión:
Los elementos de la narración: Los personajes, el espacio, el tiempo, la acción y el narrador son los pilares que sostienen tu historia. Estos elementos deben estar en sintonía con la trama para crear un mundo ficticio coherente y atractivo para el lector
Las técnicas narrativas: La elección de la perspectiva, la secuencia temporal o el estilo narrativo pueden realzar o disminuir la fuerza de tu historia. Estas técnicas deben estar al servicio del fondo, complementando y enriqueciendo tu relato.
Los recursos estilísticos: El uso de metáforas, simbolismos y otros recursos literarios pueden añadir capas de significado y emociones, fortaleciendo la conexión entre el fondo y la forma.
El ritmo narrativo: La longitud de las frases, la estructura de los párrafos y la elección de las palabras pueden acelerar o ralentizar el ritmo, lo cual debe estar en sintonía con la naturaleza del fondo.
Claridad y consistencia: Aunque resulte tentador mostrar todas las técnicas literarias que conoces, la forma debe servir al fondo sin interferir en él. Mantén un estilo y un tono consistentes y céntrate en lo que realmente aporta valor a tu historia.
Ejemplos de fondo fuerte y forma débil
El Código Da Vinci de Dan Brown: Este libro tiene una trama muy interesante que ha cautivado a millones de lectores, pero ha sido criticado por su estilo, que según algunos críticos es pobre en recursos literarios.
Novelas de género “pulp”: muchas novelas de ciencia ficción, misterio o romance de la era “pulp” tenían tramas muy buenas pero la redacción dejaba mucho que desear.
Ejemplos de fondo débil y forma fuerte
Mrs. Dalloway, de Virginia Woolf: Este libro ha sido muy elogiado por su exquisito estilo de escritura y su estructura innovadora, pero algunos han señalado la trama, que sigue a una mujer de alta sociedad preparando una fiesta, muy poco interesante.
En busca del tiempo perdido de Marcel Proust: Este libro es un ejemplo clásico de estilo detallado y su profunda introspección, pero parte de la crítica considera la trama en sí misma “débil” o incluso mediocre.
En conclusión, el éxito de un relato radica en cómo estos dos elementos se entrelazan de manera efectiva. Conociendo y aplicando diversas técnicas narrativas, puedes dar forma a tu historia de una manera que complemente y realce su fondo. Y aunque algunos relatos puedan destacar más en un aspecto que en el otro, las obras realmente memorables son aquellas que logran un buen equilibrio entre fondo y forma.