Y TÚ, ¿PARA QUÉ ESCRIBES? LA FINALIDAD DE LA ESCRITURA

Aunque no deje de ser un juego de palabras, no es lo mismo hablar de por qué escribes y para qué escribes. Puedes escribir para ti mismo o para otros, para contar historias o para informar de hechos, para entretener(te) o para desahogarte. El acto de escribir puede tener múltiples propósitos: desde narrar cuentos hasta compartir información, desde entretener hasta encontrar un espacio para la introspección.

Ficción y no ficción

Una primera distinción entre dos grandes áreas de la escritura es la diferencia entre la ficción y no ficción. La escritura de ficción se sitúa en un mundo imaginario, con personajes ficticios, aunque puede estar basada en hechos y personas reales. La escritura de no ficción, sin embargo, tiene como objetivo principal divulgar, educar o informar.

En líneas generales las obras literarias, como novelas o relatos, son ejemplos clásicos de escritura de ficción, mientras que un artículo científico o periodístico serían ejemplos de escritura de no ficción.

En este blog nos centramos en dos aplicaciones concretas de la escritura: la escritura creativa y el journaling. Pero, ¿en qué en qué consiste exactamente cada una de ellas?

Escritura creativa: el arte de escribir historias

Podemos escribir simplemente para crear historias y personajes. En este caso estamos hablando de escritura creativa: la escritura es un fin en sí mismo. El objetivo final de la creación es la creación misma: inventar mundos, personajes y tramas que capten la imaginación del lector.

Pero el arte de contar historias no consiste solamente en ponerse a escribir y dejar que todo fluya por sí solo. En primer lugar, es necesario tener una buena historia que valga la pena contar, y por otro lado tener un dominio básico de las técnicas narrativas, para saber cómo contarla de manera efectiva.

Dominar el arte de la escritura creativa y contar una buena historia es un juego de equilibrio. Consiste en tener un buen fondo, esto es, una buena historia que contar y saber darle forma o lo que es lo mismo, saber cómo contarla. El fondo es lo que cuentas, y la forma es cómo lo cuentas.

¿Has leído alguna vez un libro con una trama fascinante que sin embargo no acabó de engancharte? Quizás esto se debió a que la estructura no estaba bien trabajada. El escritor tuvo una buena idea, un chispazo creativo, pero no acabó de encontrar la forma de transmitir su historia.

Seguramente alguna vez también te habrás encontrado con el caso contrario: un relato con una prosa impecable, personajes con profundidad, un viaje del héroe de manual y sin embargo le faltaba “algo”, quizás esa chispa de inspiración de la que hablábamos antes.

Journaling: la escritura como herramienta personal

A veces, la escritura no se usa como herramienta para narrar historias de ficción, ni con fines publicitarios ni informativos. Simplemente escribimos para nosotros mismos, sin intención de compartir lo escrito. Aquí es donde entra en luego el “journaling”.

Escribir en un diario es una práctica de toda la vida, pero hacer journaling va un paso más allá de eso. Aunque el journaling es un tipo de escritura íntima, que en principio no tiene la finalidad de compartirse con terceros, no consiste simplemente en hacer un registro de tus actividades diarias. Alguna vez se ha descrito el “journaling” como tener un amigo imaginario al que puedes contarle tus frustraciones, tus miedos, tus planes y tus sueños. Y lo mejor es que ese amigo eres tú mismo.

La técnica del journaling puede ser una herramienta terapéutica, de autoconocimiento y reflexión, o un método de organización personal. Un diario de journaling también puede ser más o menos artístico, más o menos creativo, basarse en la palabra escrita o usarla como punto de apoyo a un tipo de expresión más visual, como el dibujo o la fotografía, dependiendo de las preferencias de cada uno.

Otra característica que diferencia a un journal del diario convencional, es que es una práctica flexible a la que siempre puedes recurrir cuando estás inspirado o simplemente cuando lo necesites. Dependiendo del tipo de journal que hayas iniciado, puedes plasmar en él sentimientos y emociones, ideas y proyectos, reflexiones, citas, listas de libros y películas que has leído… Además la técnica del journaling suele ser un método analógico, es decir, un cuaderno físico en el que nos expresamos escribiendo a mano.

¿Y tú, para qué escribes?

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